Final de la telenovela azul
| Final de la telenovela azul |
| Escrito por Angel LARA |
| Viernes 09 de Enero de 2009 11:02 |
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La telenovela en la que se convirtió el caso de Gerardo Torrado, Cruz Azul y Espanyol de Barcelona llegó a su fin , y es que el jugador mexicano en un deseo muy válido de regresar al fútbol europeo armó tremendo lío, quitándole el buen humor a la Directiva de Cementera a principios de año. La confrontación entre individuo e institución se presta para emitir diversos juicios. La Máquina cuida sus intereses y comprende que Torrado, sobre todo por cuestiones de tiempo, es un jugador insustituible. Eduardo de la Torre realiza su labor y busca a toda costa que el jugador permanezca, pero me queda claro que Gerardo no continuaría con la misma disposición.
Pero ¿quién es el villano en esta telenovela? por un lado para Gerardo no es nuevo en esto de hacer su voluntad, cueste lo que cueste. Hace varios años armó un numerito similar al equipo de Pumas cuando los dejó por el Polideportivo Ejido, aprovechando en su favor los reglamentos de transferencia avalados por la FIFA. Hoy parecía que Torrado volvía a tener la sartén por el mango, y sabiendo que le quedaban seis meses de contrato con La Máquina, podía aprovechar otra vez el reglamento e irse a la mala, es decir, ante la molestia de la directiva que encabeza Guillermo Álvarez. Por otro lado Cruz Azul aferrado en no dejarle salir de la institución le estaba cerrando de alguna manera la última oportunidad a Torrado de emigrar al fútbol español, y que sin lugar a dudas correría con mejor suerte que en su anterior aventura, donde terminó a buen nivel con el Sevilla, pero por otra parte también es verdad que llega a un equipo de media tabla y con problemas de descenso. Entonces, nace la pregunta: ¿Por qué irse a un equipo que no es ni remotamente protagonista de la Liga y dejar a Cruz Azul? Los de la Noria tenían que tomar medidas y lo registraron para el siguiente torneo, sabiendo que si el jugador se va tendrán la plaza libre para contratar un suplente y no se viera afectada la escuadra. Existía la posibilidad de que si el jugador tomaba la decisión de irse “por sus pistolas” le podía costar algo más que no volver a jugar en el fútbol mexicano, por aquello del pacto de caballeros, y costarle el ser llamado a la Selección Nacional. El sorpresivo ofrecimiento realizado por el Espanyol de Barcelona a Gerardo Torrado construía un escenario en el que sea cual sea el desenlace, habría intereses lastimados, resentimientos y declaraciones cruzadas. Acostumbrados a querer mandar jugadores al extranjero a como dé lugar, era natural que una buena parte del medio futbolístico apostara porque el mediocampista cementero aprovechara los reglamentos de FIFA para enfundarse la camiseta del conjunto catalán y al Cruz Azul, pocos parecían apoyarlo y lo veían como el ogro malvado de la historia, pero resulta entendible su postura. Además el trillado objetivo de internacionalizar el fútbol mexicano ha entregado menos cuentas de las esperadas. A manera de tierra prometida, se llegó a pensar que en el momento en que futbolistas nacionales emigraran al extranjero, los resultados iban a llegar como consecuencia de una madurez futbolística y de una mentalidad indomable. La seductora teoría, sin embargo, ha redituado utilidades a cuentagotas y añadido un escaso tiempo de trabajo para nuestra representación nacional. En el caso de Torrado, es fundamental dejar de lado los terrenos generales, y decidir si vale más el respeto al proyecto deportivo de una institución o la natural necesidad de un jugador por encarar la recta final de su trayectoria con un reto mayúsculo y que es a todas luces deseable para un hombre que desde hace años luchó por jugar en el Viejo Continente. La cuestión moral es punto y aparte, porque así como el futbolista estaría quebrantando la continuidad y el respeto a lo acordado, Cruz Azul cerraría la puerta para que uno de sus máximos referentes de los últimos años cumpla una de sus aspiraciones. Dos ofertas fueron las que el club catalán puso sobre la mesa. La primera incluía la transferencia de dos jugadores al seno celeste, un delantero español y un mediocampista serbio, quienes no son del agrado del técnico José Manuel Esnal. Tras el rechazo de esta oferta llegó una segunda, en la cual se indicaba el pago de 1.5 millones de euros al club si el conjunto de Barcelona lograba permanecer en el máximo circuito español y un contrato por tres años para el elemento mexicano, sin embargo, tampoco esta oferta le llenó el ojo a la Directiva celeste y siguió firme en su decisión de retener al jugador mexicano. Finalmente ayer el conjunto español se rindió y dio por terminadas las gestiones para fichar al mexicano decisión que dio a conocer en su página de Internet. Yo no sé qué es lo que va a pasar, pero me imagino a un jugador malhumorado, jugando a fuerza en un equipo en el que ya no quería estar y sólo su profesionalismo marcará lo comprometido que pueda estar con la institución. Ojalá me equivoque, pero hay un dicho que reza: “A fuerza, ni los zapatos” . |