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En ésta ocasión no hablaré de fútbol, este fin de semana escuché muchos comentarios sobre la pelea de box que se realizó el sábado por la noche entre el mexicano Antonio Margarito y el estadounidense Shane Mosley. Cuando me mencionaron que el norteamericano es un hombre de 37 años de edad, mi primer pensamiento fue el de seguramente será una pelea sino fácil, no complicada para el mexicano; este pensamiento surgió por el gran potencial que mostró Margarito en su última batalla en contra de Miguel Ángel Cotto en julio pasado.

Si bien no soy un ferviente aficionado del boxeo, si me gusta disfrutar de las peleas de campeonato y está era una de esas ocasiones y más porque estaba un paisano sobre el ring. El mexicano venía de dar una campanada frente a Cotto, a quien le quitó el invicto hace seis meses, para ganar la corona. El mexicano de 30 años comenzó a ser considerado uno de los mejores púgiles del planeta, libra por libra.

Ante aproximadamente 20 mil aficionados, la entrada más grande para el boxeo en la arena del Staples Center, se esperaba un gran espectáculo, una pelea entre la experiencia y la juventud, en la que está última lucía como favorita .

Pero una vez más también quedó comprobado, que los pronósticos y las apuestas nunca son ciencia cierta en el deporte, y más cuando en el cuadrilátero está un profesional como Mosley, que a pesar de sus 37 años, recordó el porque había sido tres veces Campeón del Mundo y uno de los mejores en cuanto a rapidez, técnica y estilo.

Esas tres armas junto con la experiencia fueron las que utilizó a la perfección Mosley para destrozar por completo a un Margarito, que salió una vez más al cuadrilátero a dar el mayor número de golpes posibles y a recibir los que aguantase. Sí la estrategia y estilo de pelear le resultó con el puertorriqueño Miguel Cotto contra Mosley le falló por completo.

Ante este panorama el resultado final no podía ser otro que favorable a Mosley, que desplegó su experiencia para dejar nocaut a Margarito a los 43 segundos del noveno episodio y arrebatarle la corona de los pesos welter de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), en lo que era la primera defensa del púgil mexicano.

"El Tornado de Tijuana" recibió fuerte golpeo de Mosley desde el primer round hasta que claudicó en el noveno, cuando su esquina detuvo la pelea al arrojar la toalla. Fue una imagen inesperada. La toalla volando, el labio cortado y la corona welter de la AMB sobre un Shane Mosley colosal. El veterano peleador de Pomona, California, no sólo le arrebató el campeonato mundial a Antonio Margarito, también planteó severos interrogantes.

Margarito visitó la lona en dos ocasiones, en el octavo y noveno rounds ante la lluvia de golpes que le propinó Mosley. El púgil estadounidense, muy bien preparado, en ningún momento le permitió entrarle a la guardia, se movió como una gacela en el cuadrilátero y le metió todos los golpes que quiso al campeón mexicano.

Seguramente las críticas lloverán sobre el peleador de Tijuana. Y es que ciertamente su actuación fue desconcertante. Su mayor culpa fue aplicar nuevamente su máximo fundamento: el de la persistencia. Lo que ayer fue virtud, hoy es pecado.

El mexicano es un boxeador de comienzo lento pero que mantiene su estrategia hasta doblegar a sus adversarios. Fue ese fundamento el que lo llevó a destrozar a Miguel Cotto el año pasado y shockear a la escena pugilística con una actuación para el recuerdo.

Indudablemente esa victoria llenó de confianza al mexicano y lo sintió como una afirmación absoluta de su boxeo. No pensó que necesitaría otras herramientas. Sin embargo, esta vez se encontró con un hombre que a los 37 años, más de 15 como pugilista profesional, fue más inteligente que él. Y más preciso. Y más veloz. Y más potente. Y más resistente.

En definitiva: Mosley fue inmensamente superior al "Tony", que sufrió su primera derrota por nocaut.

Por eso lo de los interrogantes, ya que no es de extrañar que la pregunta sobre la identidad boxística de Margarito salga a escena. Pasó de su mejor actuación a su primera caída antes del límite sin escalas. Un tren expreso directo a la incertidumbre.

Para Margarito, más conocido como el "Tornado de Tijuana", la derrota tuvo doble efecto negativo porque lo dejó sin el título y además por primera vez en su carrera se tuvo que bajar del cuadrilátero con un nocaut.

La única satisfacción para Margarito fue que se llevó una bolsa de 2,4 millones de dólares, la misma que cobró Mosley, que ahora ya tiene asegurada otra mucho mayor cuando suba de nuevo al ring para realizar la próxima pelea.

Antonio Margarito, quien después de mucho luchar parecía al fin encumbrado como el mejor púgil mexicano de la actualidad, quedó de pronto destronado, y deberá volver a remar en busca de una oportunidad. Sería una falta de respeto pensar que por esta derrota el mexicano no es digno de los elogios que había cosechado hasta antes del campanazo inicial del sábado en Los Ángeles.

Si el mundo del boxeo acabó el año 2008 con la gran lección de estrategia y rapidez que dio el filipino Manny Pacquiao al estadounidense Oscar de la Hoya, el 2009 comienza con otra, magistral, pero está vez impartida por su compatriota "Sugar" Shane Mosley al mexicano Antonio Margarito.

Cuando Margarito cure sus lastimaduras, que lo obligaron a visitar el hospital tras la contienda, seguramente el mejor escenario económica y deportivamente posible será un nuevo cruce con Cotto. Quizás sea una forma de recuperar parte del crédito que perdió en el Staples Center.

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