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Apenas en la columna pasada reprochaba que se estaba criticando más de la cuenta al Señor Sven-Göran Eriksson por lo malos resultados que ha obtenido en los más recientes encuentros al mando de la Selección Mexicana, la forma en la que se clasificó al Hexagonal Final, el llamado de tantos naturalizados y sobretodo que son escasos los optimistas que confían en que México puede traer un buen resultado de territorio estadounidense.

La verdad es que no podía ser peor el panorama para la Selección Nacional, tras lo ocurrido el miércoles. Al menos así se vio ante Suecia, con México, como un equipo gris, sin empaque, que se midió a un conjunto sueco nivel “B”, que fueron seleccionados para jugar un par de partidos en Estados Unidos, pero nada más, eso, además de que Suecia nunca ha sido una potencia europea.

La lectura convertida en verbo dista mucho de ser una simple capacidad de decodificar signos, pues lo interesante de la actividad es la posibilidad de compartir ideas, experiencias, imágenes y hasta olores; quien bien aprende a leer, logra la comprensión de aquello que sus ojos contemplan; es capaz de recrear escenarios y luego, si así lo desea, compartirlo en sus propias palabras. Es vivir una vida a partir de las vivencias de otros, con lo que se enriquece la propia en incontables viajes a partir de las letras.

En ésta ocasión no hablaré de fútbol, este fin de semana escuché muchos comentarios sobre la pelea de box que se realizó el sábado por la noche entre el mexicano Antonio Margarito y el estadounidense Shane Mosley. Cuando me mencionaron que el norteamericano es un hombre de 37 años de edad, mi primer pensamiento fue el de seguramente será una pelea sino fácil, no complicada para el mexicano; este pensamiento surgió por el gran potencial que mostró Margarito en su última batalla en contra de Miguel Ángel Cotto en julio pasado.